En nuestra sociedad es tan común hablar de perfección en todos los ámbitos. Nos muestran en los medios de comunicación social y en las redes sociales la perfección en todas sus facetas: el cuerpo perfecto, la vida perfecta, el empleo perfecto, la esposa perfecta, los hijos perfectos, la compañía perfecta, el matrimonio perfecto, el hombre perfecto, la madre perfecta.
La realidad es: que no hay nada más alejado de la verdad que esa perfección que se vende.
Primero no es real, porque las personas reales no son perfectas y segundo ese ideal de perfección genera un cansancio terrible en las personas, tratando de alcanzar algo que no existe.
Es muy agotador tratar de ser perfecto y buscar tener una vida perfecta. Nada es perfecto. Soy madre de dos hermosas niñas y mi vida familiar no es perfecta. Muchas veces pierdo la paciencia, a veces amanezco cansada o preocupada, soy humana. Igual ocurre en el trabajo, doy lo mejor de mí, pero a veces puedo equivocarme o estar estresada, soy humana.
Lo siento, pero no soy perfecta.
No soy la madre perfecta, ni la hija perfecta, ni la esposa perfecta, ni la profesional perfecta.
Cometo errores, pierdo la paciencia, no siempre estoy en una burbuja de paz y amor.
Tengo mi lado oscuro, mis miedos y mis heridas.
¿Y saben qué?
No pasa nada, porque no hay nada más liberador que aceptarlo.
TENGO MI LADO OSCURO.
Y la otra gran noticia:
Tu tampoco eres perfecta y no pasa nada.
Integrar nuestras sombras y nuestra luz nos hace humanas.
Ahora aclarado el punto que no eres perfecta. Te invito a realizar este ejercicio el día de hoy.
Sé amable contigo cuando cometas un error o no seas perfecta. Mírate con bondad y amor. Deja de juzgarte tanto.
Se amable con los demás cuando cometan un error o no sean perfectos. Míralos con bondad y amor. Deja de juzgarlos tanto.
Nos encantaría que nos comentaras qué tal te fue con el ejercicio y cómo te sentiste.
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Linda reflexión ❤